El Nuncio Apostólico, Monseñor Ettore Balestrero, elevó el templo de San Judas Tadeo a la dignidad de Basílica Menor

El  viernes 16 de marzo de 2018, en el municipio de El Santuario, se realizó la solemne celebración Eucarística y ceremonia de Elevación del Templo Parroquial y Santuario Diocesano de San Judas Tadeo, a la dignidad de Basílica Menor, título otorgado por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, el 6 de diciembre de 2017.

La ceremonia de Elevación estuvo presidida por Mons. Ettore Balestrero, nuncio apostólico del papa Francisco en Colombia, concelebrada por otros 10 obispos, entre ellos monseñor Fidel León Cadavid Marín, obispo diocesano, más de 50 sacerdotes y una gran cantidad de religiosas, seminaristas y fieles, no solo de El Santuario, sino de diferentes lugares del departamento que se acercaron a unirse a esta celebración.

La ceremonia inició en la puerta principal del templo, que estaba cerrada, donde se realizó la lectura del decreto firmado en Roma por el Cardenal Robertus Sarah, prefecto de la congregación, y que llegó a nuestra diócesis en el mes de enero. Posteriormente, el nuncio apostólico, abriendo la puerta, declaraba oficialmente el templo como nueva Basílica Menor, la segunda en nuestro territorio diocesano. Allí mismo, en la puerta, se realizó el toque del tintinábulo, una pequeña campana en un pedestal, uno de los símbolos propios de las basílicas. De ahí se llegó hasta el altar, donde se realizó la apertura del Umbrela, el segundo símbolo de las basílicas y se continuó con la celebración Eucarística.

Durante la homilía, el nuncio manifestó la alegría de estar en una Basílica, que está dentro de un “Santuario”. Recordó que la concesión de este título trata, por un lado, de intensificar el vínculo con la iglesia de roma y con el Santo Padre, es decir, “este título es signo de la unidad de esta iglesia de Sonsón Rionegro con la Iglesia Universal”. Este título, a la vez, promueve la ejemplaridad del templo como centro de particular acción litúrgica y pastoral en la Diócesis, “desde este templo se debe promover, con ejemplaridad, la celebración de los misterios de la fe y la vivencia de los sacramentos en cada uno de los fieles que se acerquen. Es una responsabilidad para todos los habitantes, por tener la capacidad de tener una unión real, de conducir una vida realmente unida a la vida de la Iglesia universal”, expresó monseñor Ettore.

Recibir el título de basílica menor comporta unos compromisos, una misión que se debe asumir, por parte de quienes acompañen en la fe a los peregrinos, y de todos los fieles que se acercan a esta basílica como casa de Dios, para recobrar las fuerzas para seguir al señor practicando las buenas obras, recordó el nuncio apostólico.

Este templo, entonces, es la casa de Dios, el lugar donde habita el rey del universo, que ha querido quedarse en medio de todos por medio de su palabra y de su presencia en el santísimo sacramento de la Eucaristía. Aquí podemos acudir para tener un encuentro con el único y verdadero Rey, con el juez justo que escucha las súplicas y plegarias y da lo que hace falta. “Que cada vez que nos acerquemos a esta basílica, nos acerquemos a rendir un culto de adoración y alabanza a aquel que nos puede indicar el camino, cuando estemos extraviados; cuál es la verdad, cuando nos aseche la mentira y la falsedad y cuál es la verdadera vida, cuando nos envuelva las tinieblas del pecado que engendra muerte y esclavitud”, insistió monseñor Balestrero.

La primera tarea que el señor encomienda, de forma especial a los sacerdotes que trabajan o trabajarán en esta basílica, según el nuncio, es “acompañar a todos los fieles, peregrinos, enfermos y personas que acudirán con distintas necesidades; acompañarlos para darles a conocer los misterios de Dios; lo deberán hacer, principalmente, a través de la celebración gozosa de los sacramentos, especialmente la Eucaristía y la Reconciliación, brindando el alimento de la palabra de Dios y del cuerpo y la sangre de nuestro señor Jesucristo y derramando el bálsamo de la misericordia divina en los penitentes”, indicó el nuncio.

El nuncio les recordó a los sacerdotes que tienen el deber de ser los primeros intachables, coherentes y fieles al ministerio recibido, buscando así, los intereses de Cristo y no los personales. “El Señor, por medio de sus sacerdotes, se debe mostrar cercano, compasivo con los atribulados,  para que salgan fortalecidos, recobren la fe, la paz, la salud, la esperanza y esta es la segunda tarea confiada, educar en la fe, por medio de la proclamación y enseñanza de la palabra de Dios, del anuncio gozoso de la buena nueva de Jesucristo, dándolo a conocer como el enviado del Padre, como el salvador en medio de las dificultades y retos que se presentan a diario en la sociedad que vivimos y en  la cual la iglesia está llamada a continuar la misión de Jesús”, expresó.

A los fieles, que se acercan a este Santuario, el señor los invita a unirse de una manera particular a este acontecimiento. “Ustedes hoy deben comprometerse a no olvidar su condición y dignidad y a vivir acorde a esta; que brille en cada uno la luz de las buenas obras y sea glorificado aquel que está en los cielos. La alegría de esta celebración nos compromete a edificarnos con buenas obras, como templos vivos de Dios”.

Fuente: Diócesis de Sonsón Rionegro